Te nos adelantaste Dani

Te nos adelantaste Dani, no fue posible despedirnos. ¡Cómo me hubiera gustado decirte de frente toda la admiración que te tengo!
Sos el reflejo de lo más humano... Una guerrera solidaria, dispuesta a apoyarnos a cada una de las que transitamos ese camino que ya cansada, habías recorrido vos.
Ojalá que allá en el cielo, puedas leer éstas palabras y sentir el cariño que te tenemos y que no se acaba con tu muerte. Dejas un vacío enorme por tu ausencia física, pero a la vez nos llena la esperanza y la fortaleza que siempre intentaste trasmitirnos.
Gracias por esa sonrisa que iluminaba el salón cada vez que estabas ahí. Ha sido un honor conocerte. Sin duda marcaste mi vida y sé que la vida de nuestras compañeras también. Incluso las vidas de las enfermeras y los médicos para quienes eras "la consentida".
Te escribo porque necesito que mi corazón se despida de ti. Nuestros ojos ya no te verán, pero nuestras almas guardarán el recuerdo de tu dulzura, de tu calidez, de tu risa y también de las lágrimas que ya abrumada por los efectos de los últimos tratamientos, derramabas cada vez que algo sugería ir mal. ¡Cómo odiabas que te mandaran a emergencias! Y claro, cómo no... Todas terminamos haciéndolo.
Tu partida no será en vano. Tus enseñanzas y tu tesón, seguirán sosteniéndonos y ayudándonos a recordar que lo último que podemos hacer en la vida es darrnos por vencidas.
Te nos adelantaste Dani, pero cuándo nos volvamos a encontrar voy darte un fuerte abrazo y decirte gracias.
Descansa amiga, descansa en los brazos del Señor. Verdaderamente te lo ganaste. No has perdido la batalla, porque sólo se pierde cuándo no se intenta. Vos sos una ganadora. Ahora te toca disfrutar el premio a tanto esfuerzo.
¡Nos vemos en el cielo!